martes, 5 de abril de 2016

EL MUCHACHO DE LA PELÍCULA




Para Raúl Zugasti Reyes, periodista noble y hombre cabal 
 
Jared Borgetti apareció en los campos de Santa Rita con un VW Golf en 1996, rojo sangre. Sonreía con facilidad y se le adivinaba encima del entusiasmo natural de joven. El DT en turno, Alfredo Tena le dio de inmediato la posición titular como centro delantero, venía del aun Atlas siempre necesitado de plata, que lo vendió a Santos al primer intento. Era humilde y hasta tímido, a menudo reservado, guardaba su expresividad para la cancha.

Multiplicó la ilusión de su futuro de a poco, con goles como llave de sus sueños, sabiendo siempre que mostrarse fuerte atrae el auxilio de los Dioses y fue contando con un grupo que jugaba en razón de su instinto de goleador de raza, que eliminaba todo lo superfluo y encaraba con fe para vivir plenamente en el área, frente al arco, dotado de una visión natural que le permitía estar en el sitio necesario para impactar.

Pocos meses después el clímax. Nicolás lo mira como un águila y le dibuja un centro al que se lanza de frente para aniquilar todo esfuerzo de Navarro. Caía el Necaxa y se izaba Santos a su conjuro. Un cabezazo a la gloria y elpueblo santista a la histeria, con un recuerdo que es palpitación eterna. Jared el eterno ídolo de la vieja cancha verdiblanca, donde todos escuchábamos la respiración de propios y extraños, su terreno de conquista, el sitio donde se esconden aún los gritos de las grandes tardes en domingo, con todas las cámaras captando los niveles de su alma, con la frente despejada, con los ojos de gacela, con el pique y el vuelo, con el cuello impulsor.

El resto es historia. Goles para marcarle la vida por siempre. Cifras, números, selecciones, con un poder que sólo tienen los privilegiados del futbol, que es como una droga que crea adicción para la gente y para los que lo poseen. Potencia, presencia, espíritu pero se fue porque nadie es eterno y ahora mismo es solamente un vendedor de nostalgias pero dejando en claro que el paso de los grandes siempre deja firme su huella.

Convertir lo normal en arte es sólo propio de gente diferente como Jesús Martínez, del Grupo Pachuca que creó el Salón de la Fama y ha convocado a Jared para entronizarlo junto a grandes figuras y aunque formamos parte de una sociedad que tiende a condenar el talento y éxito ajenos, nadie de los que pudimos disfrutar de los goles de Jared podemos dejar de lado semejante distinción, porque es ya uno de los nuestros y su culminación hace más grande la historia propia y de Santos Laguna, que se asoma así a la ventana exitosa, ésa que han dado tantos hombres que han portado su casaca y que al nombrarlos podríamos olvidar algunos, por eso mejor recordar a todos como vayan apareciendo en la luz de la memoria siempre agradecida con los héroes de su club.
 
arcadiotm@hotmail.com

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