miércoles, 1 de junio de 2016

VIENTOS DEL NORTE

Al liberarnos de nuestros propios miedos, automáticamente nuestra presencia libera a otros, porque vivimos en un entorno donde la sociedad tiende a condenar el talento y éxito ajenos, de tal forma que el emprendedor cuando trabaja sin descanso y se agita por sobresalir, termina pensando que sus esfuerzos y todos sus rezos no alcanzan, porque no se le entiende y su Dios habla en otro idioma.
Rayados tenía todo a su favor, todo. Cabalgó por su nueva cancha como corcel que puede volar y se mostraba en llegadas huracanadas donde solamente faltaba el momento del festejo, pero éste se fue aplazando y de tanto, terminó siendo sólo una esperanza que se fue extenuando hasta finalizar con lágrimas en los ojos.

Por algo el muchacho Guzmán ha sido la pieza de cambio que Pachuca conservó por el arquero Cota para Chivas, porque no es un volante de contención que se limita a recuperar, sino que posee el futbol que magnifica la proyección y se equilibra en virtudes por defender y luego por conducir. Ahora, hasta concretar.
Castillo en diez años, pasó por Santos, América, Tigres, San Luis, Puebla, Xolos, Atlas y ahora Monterrey, así que todo mundo debe suponer que ese largo camino de experiencias de todo tipo, darían el balance entre su zancada y velocidad para agregarse por la izquierda, como por igual su asentamiento como un lateral de marca y seguridad. Ya se vio que no, porque Guzmán llegó como un tren para superarlo por completo por alto y cabecear a la red y al destino. En un instante nada más, Pachuca modificó el rol de víctima y pasó a ser victimario.
La supuesta gran final quedó solamente en un intento de buen partido y pasó a ser un juego de mero trámite donde solamente uno imponía las condiciones y el otro parecía comparsa que no ubicaba ni siquiera un dibujo de su gran estilo. Con Cardona desaparecido después del penal fallido, Rayados conservó la ilusión y el formato pero ya no tuvo la presencia del futbol espectacular y contundente.

Insiste Mohamed en que "así es el futbol" pero la realidad está en que Pachuca se colocó del lado de la fortuna y se encomendó a alguna genialidad o a aguantar lo que le fuese posible, sin pensar tanto en el futuro, sino ocupado en soportar el oleaje interminable y mirar el arco rival a la distancia hasta que llegó el instante supremo que procede, vaya paradoja, de un saque lateral y termina con el centro a segundo poste donde Castillo se olvida de procedimientos básicos y perece.
Dios es avaro con el talento y toca en la frente a muy pocos en la cancha y mientras el gentío entra en el juego de las ilusiones a la sartén, el destino cierra los caminos de los archivos del tesoro y condena a vivir a la sombra de un sueño.

Arcadiotm@hotmail.com

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