Cada cual es libre de seleccionar lo que más le impresione de
cada evento y como los gustos por mujeres de variadas virtudes se impone
simplemente la vista o la sexualidad, el sentimiento y muy de vez en
cuando, la sensibilidad que cada cual tiene en cantidades disparejas; no
siempre hay equilibrio.
Cuando los argentinos escucharon su pedazo de himno nacional,
porque los organizadores miran hacia el negocio, no al patrioterismo y
eso implica tiempo valioso, buscaron dejar solo espacios de las hermosa
pieza pero impactaba ver a los jugadores, sobre todo a Messi, tiesos,
quietos, mudos, solo algún par con una pequeña estrofa.
Llegado el turno chileno, dieron media vuelta a la izquierda para
ver de frente a su bandera y cantaron con hondura y orgullo, TODOS
absolutamente. Terminó el espacio de audio y CONTINUARON, hasta
concluir, en una demostración que desliza emociones y conceptos.
Dulce patria, recibe los votos
con que Chile tus aras juró
que o la tumba serás de los libres
o el asilo contra la opresión
Esos hombres llevaban mucho antes de lidiar en la cancha, el
corazón en la mano y aunque a todos el miedo les fluía a raudales
disputaron pero no jugaron realmente a los niveles apetecidos y dentro
del gran ruido llegaron a los penales a pesar del torpe y exhibicionista
árbitro brasileño, que primero repartió tarjetas y al final olvidó un
par de rojas que merecían Funes Mori y el lateral Mercado. Terminó como
mejor pudo.
Después, fallaron los patrones y fueron apareciendo otros héroes
que ahora mismo hacen su historia y fundamentan una leyenda que se
establece sí desde la capacidad de los rojos, de su gran aptitud pero
sobre todo, de su actitud maravillosa, dinámica, impecable y sobre todo,
ejemplar.
Con actitud indómita, los hombre consiguen maravillas.
Arcadiotm@hotmail.com