lunes, 22 de febrero de 2016

LA LLAMARADA DEL CAOS

No es una decadencia intelectual, tampoco neurosis, es quizá un simple arrebato que lo saca de la rutina de sábado soleado, 24 horas antes de la goleada. Entra al templo, trata de encontrarlo todo dentro de sí, se le mira humilde, tímido y a menudo, reservado, dejando sus expresiones para mostrarse ante el Supremo en oraciones diversas. Sorprende a todos pues bien saben sus compañeros y fieles que se dedican en grupo a discutir entre ellos luego de ver buenos traseros. El sabe que está ahí con la esperanza de que la oración espante la angustia.

Una noche antes de la goleada, emprende los mismos rituales, esos donde multiplica la ilusión de su futuro con su adorada María Clara. Deberá llevar el mejor atuendo y aparecer en el antro con el vigor de siempre para bailar hasta el amanecer, sin que la bebida le haga perder habla y equilibrio; pero no, esta noche no, tendrá que emplear su archivo de excusas, como entrenador en apuros pues sabe que habrá comentarios, dudas y conjeturas sobre el futuro de su equipo. No quiere que nadie se burle de esta desgracia, del peligro del descenso.

Esa noche antes de la goleada, se va a la cama temprano y se calza la casaca de su club, sustituyendo la pijama. Antes de dormir se mira al espejo, hace algunos movimientos y piensa para sí. “Todo está bien, la defensa va a mejorar con Orlando en el centro y Alcázar en el arco. Adelante, Zaragoza hará goles. La clave es creer en nuestros muchachos, debemos reforzar nuestra autoestima”.

El domingo de la goleada, enchufado y eléctrico, pone el turbo. El corto viaje que significaba un mero trámite, un error de concentración, como les ocurre a los jugadores, según dicen los técnicos, se le presenta y queda embarrado el auto entre los árboles. No puede reaccionar, solamente escucha voces, siente debilidad y sueño, mucho sueño. No hay dolor, solo preocupación por el resultado de los suyos, que ya se baten en la capital contra el líder que avasalla a todos.

“Lo que vemos no es lo que soñamos” dice el médico luego de ver un rato la tv, con el aparatoso resultado que comenta a quien desea escucharle. “Orlando y Alcázar son una coladera. Zaragoza hasta falló un penal. Ya vamos 4-0 y por ningún motivo se lo vayan a decir al paciente, que es apasionado”. No se da cuenta de que no habla pero todo escucha y capta. Está por reventar.

En la media noche, horas después de la goleada, el silencio lo invade todo. El descenso es un hecho y la frialdad se siente en el pecho, porque todos tememos a la locura y a la muerte. Al chico no le importa más nada y solo queda mirar por la ventana midiendo con los ojos la soledad de la calle y se pregunta si esto es un

viaje o un destino; lo cierto es que dejará de vivir en el alambre, porque está visto que el futbol es un depósito sentimental, donde se vive tan cerca del fuego que ese misma llamarada caótica termina por derretir las alas del hombre.


miércoles, 17 de febrero de 2016

LA VIDA COMÚN

Revisar el futbol mexicano es un viaje a la nada, no existen tópicos que superen las necedades harto conocidas y aunque quisiéramos ver paisajes del tipo e instantáneas de "El Renacido", lo que terminamos ubicando es una mirada hacia el precipicio.
Uno quisiera como fiel aficionado de este juego, tener sábados donde hubiese la seguridad de emociones, show y diversión amplia pero termina todo en confusiones, incluso con Orvañanos designando a León como capital de Guanajuato. ¿No le sería posible con su intelecto amplio e influencia mediática, dar a Gómez Palacio como la cabecera y ciudad principal de Durango? Nos encantaría.
Salvo el caso de contadas excepciones, las trasmisiones en tv nos traen una serie de bromas que sólo sus protagonistas entienden y sus bufones que les acompañan, mientras al partido le falta la información adecuada, puntual, exacta, la que exige el momento. Y no como el cumplimiento de una "tarea", como ellos mismos dicen, sino como la respuesta a las incógnitas de la gente que muchas veces saben más que ellos.
Se ha perdido el interés y se ha ocupado el espacio de la información por la broma simple y por las salidas cursis, cuando el mismo nivel futbolero también deja que desear porque solamente cumplen con la real exigencia, un par de encuentros por jornada y los otros te divierten por lapsos.
Afortunadamente la Champions salva el escenario, aparece como un vertedero seguro de emociones que conlleva la reconciliación con el deporte y nos muestra un nivel como de oasis entre tanta abundancia de mercancía mediocre. Es como si de pronto las estrellas rutilantes del Oscar cayeran a nuestro mundo y nos hicieran vivir, un día al menos, sin las mismas caras, los mismos gestos, las mismas palabras, las mismas actitudes decadentes, repetitivas y monótonas.
Es claro que los protagonistas cotidianos quisieran entrar al mundo de la competencia diaria con actitud positiva pero uno los mira y van perdiendo, conforme pasan las horas, el gesto porque ellos pueden modificarse pero no el entorno.
arcadiotm@hotmail.com

martes, 9 de febrero de 2016

EL DISCRETO ENCANTO DEL MIEDO

                                                                                    Por Alejandro Tovar 
Para Dr. Jorge Mario Galván y afición taurina coahuilense. 

Las cinco de la tarde. 
Manuel siente el sudor de sus manos en el capote, sabe que en cualquier momento debe entrar al quite pues su alternante Ignacio, es un temerario irredento, cuyos alardes le hacen vaticinar que lo cogerá el toro y lo comenta, “hombre si éste no se está quieto y olvida la técnica por lo circense”. 
     Nacho pasa al animal cerca de la taleguilla, siente la pelambre rozar su propia piel, se agita cuando el burel parece mirarle con odio y se pega a las tablas, con muy propio espacio para ambos, con el ambiente muy tenso, con los gritos de las mujeres, con todo el paisaje ideal para el miedo, con la sonrisa socarrona. 
   Manolo reza en silencio, él que nunca hace caso de los nombres de los toros, ésta vez cayó en pánico solamente con el cartel que anuncia a la bestia con la que su alternante hace circo, que no toreo. “Si se llama Islero, como el burel que me ha matado en Linares, en 1947 y yo solo tenía mis treinta años.” 
    Camará, su apoderado, parece ahogarse en el puro cubano y echa humo como una máquina de vapor en película de blanco y negro; “otra vez con tus miedos, Manolo. Estamos muertos desde hace muchos años y en esta quinta de San Pedro toreamos para el gusto de gente selecta, somos embajadores de arte y seda, artistas del ruedo. Si hay heridas, éstos médicos los dejan como nuevos. Nadie muere otra vez. En la tierra sí, ahí todo es muerte y solo muerte. 
     De pronto Ignacio entra volando al anillo porque el toro lo obliga y se estrella en tablas, sonriendo le grita a Manolete: “viene hermano, que está visto que este tío no pide ni da cuartel”. Ahí va titubeante pero al citar, erguido y de perfil, Islero viene y va otra vez, primero en el capote, luego en la muleta. Está hipnotizado ante el fenómeno cordobés que pone a la multitud de pié. Una faena maravillosa. Está en lo suyo, con miedo y todo, es el arte mismo, elegante y vertical. 
     En una pausa, cerca ya del epílogo, frente a frente quedan hombre y animal. Le grita el maestro, ¿eres el mismo Islero que me ha matado, es que tú también has vuelto a la vida?. Porque dirán que somos inmortales en este cielo pero ¿qué tal si te mato y me matas y ya no hay para nosotros otro chance más de vida después?. 
    Cuando todo mundo espera que venga la estocada. Ambos quedan fijos y la gente igual. Un silencio de sepulcro donde se escuchan los latidos de cada uno, como si terminase la película en esa escena de duda, de miedo, de ansiedad, en el sol calcinante de las cinco de la tarde. 


PROTAGONISTAS 
Ignacio Sánchez Mejías (Sevilla 1891-Madrid 1934). Torero valiente y temerario, fue escritor, presidente del Betis FC y miembro de la famosa Generación del 27. Se dice que volvió del retiro para morir toreando. Lo corneó y mató Granadino. 
Manuel Laureano Rodríguez Sánchez (Córdoba 1917-Linares 1947) Manolete es uno de los grandes fenómenos del toreo de todos los tiempos. Murió matando a Islero de Miura que le clavó el pitón en su muslo derecho.

arcadiotm@hotmail.com
Imagen: @CesarOrona

viernes, 5 de febrero de 2016

LOS REPORTEROS II (PARA RAFAEL SABORIT, CON UN ABRAZO)

Se comentaba hace una semana de la clarividencia de Higinio Esparza y Carlos Robles, gente inolvidable de El Siglo, periodistas por naturaleza, indagadores de la noticia con la posesión de una mirada de turista incansable y una memoria fotográfica, sin contar nunca ni por asomo de las maravillas que los profesionales del medio actual tienen, solamente con el aplomo de su oficio.
Enfrente de ellos estaban dos más que poseían la llave de los sueños, con el color y calor de su prosa obtenida con su intuición fuera de serie y su apego a buscar razones dentro de sí mismos, eran Arturo Cadivich y Eduardo Elizalde. El primero era fino en cada uno de sus movimientos, tenía clase para hablar y para dejar impresa las expresiones de un enterado que se mostraba esmerado en el trato al protagonista, al hecho, al amigo y desde luego al pulso de su máquina.
Elizalde era quien vivía con ligereza y alegría a la vez, él mostraba su estilo como la llamarada eterna del dragón, porque tenía ante sí cada caso de policía que desarrollaba con un estilo volcánico y novelizado, con los detalles del relator que ha pasado horas investigando, con el celo del profesional que no olvida los puntos finos ni desdeña los aspectos mínimos.
Con respeto para todos porque hemos visto muchos pero Alejandro Saborit era un estelar por inteligencia y estilo, porque abanderaba un formato que él mismo implantó, fue un adelantado a su tiempo y exhibía una clase que muchos no podían entender, pues era el galope de un corcel que superaba el tirón de vista de aquellos lectores comunes que no poseían el nivel cultural necesario.
Saborit, se fue demasiado joven, cuando no alcanzaba su punto de madurez, aún cuando para entonces ya le quedaba pequeño el nivel local. Luego le siguieron Cadivich y Elizalde, maestros a quienes debemos tanto y seguro que en la tierra del nunca jamás siguen escribiendo en su propio periódico. Robles e Higinio por fortuna viven mostrando su clase, no aceptan lo que su viejo admirador declara, sin darse cuenta de que fueron ejemplo de varias generaciones.
Conviene saber del pasado de este medio, de sus protagonistas que fueron figuras en un tiempo donde no existían maravillas como los teléfonos multifacéticos, ni las grabadoras, ni el internet, solamente la actualización, la lectura, el trabajo, la perseverancia y el apego a un oficio con la bandera de la inteligencia y el talento para jugar el ajedrez del periodismo sin tablero de por medio, sólo con la luz de quien escribe el testamento del pirata.
arcadiotm@hotmail.com